La inteligencia Artificial (IA) no es sólo el chatGPT como muchos lo están viendo. Mientras el chatGPT es un programa informático diseñado como un modelo de lenguaje – que funciona como un chatbot (asistente virtual) -, para generar respuestas a preguntas, la (IA) es la habilidad de una máquina de simular las mismas capacidades que tenemos los seres humanos, como el razonamiento, el aprendizaje, la creatividad y la capacidad de planear.

Esta poderosa herramienta tecnológica ha estado presente desde los años 50 con la aparición de la machine de Turing; luego surgió la famosa supercomputadora: Deep Blue, de IBM quien le ganó en 1997 al campeón mundial de ajedrez Gari Kasparov. A partir de allí comenzó una batalla por liderar esta tecnología, la computadora cognitiva Watson de IBM, el asistente virtual Siri integrado en el teléfono móvil iPhone 4S, el asistente virtual, Google Now y Cotana de Microsoft.

Es importante mencionar que esta industria ha revolucionado múltiples sectores como salud, finanzas, transporte incluida la educación. Sin embargo, su implementación requiere una comprensión clara de sus capacidades y limitaciones, así como un enfoque ético y centrado en el estudiante. Al aprovechar el potencial de la IA de manera responsable y consciente, podemos potenciar el aprendizaje, mejorar la experiencia educativa y preparar a los estudiantes para enfrentar los desafíos del mundo actual y futuro.

La IA puede ayudar a personalizar el aprendizaje, brindar retroalimentación instantánea y automatizar tareas rutinarias. Estas características son valiosas, pero no deben reemplazar el papel activo del estudiante en su propio proceso de aprendizaje. Es esencial que los estudiantes sigan cultivando habilidades como el pensamiento crítico, la resolución de problemas y la creatividad, que son fundamentales para el desarrollo de su inteligencia y su capacidad de adaptación en un mundo en constante cambio.

Como docente, mi enfoque es utilizar la IA de manera pedagógica, integrándola como una herramienta complementaria en el aula.

La IA puede proporcionar recursos y apoyo, pero no debe ser vista como una solución única. Es importante fomentar el p e n s a m i e n t o independiente, la exploración activa y el diálogo entre los estudiantes. La interacción humana, la tutoría y la motivación son aspectos esenciales que un docente puede ofrecer y que la IA no puede reemplazar. Además, es fundamental enseñar a los estudiantes a utilizar la IA de manera ética y crítica. Deben comprender cómo se recopilan, analizan y utilizan los datos, así como los posibles sesgos y limitaciones de los algoritmos. También es necesario promover la responsabilidad y el discernimiento al evaluar la información generada por la IA.