En un periodo en el que vivimos una realidad tan álgida y por momentos hasta incomprensible, es inevitable que nos enfrentemos a uno de nuestros mayores fantasmas “El Miedo”, esa emoción que nos paraliza, nos nubla la visión y no nos permite avanzar; una especie de red que nos atrapa y nos enreda, como una tela de araña.

Pero hoy, quiero que recuerdes mi querido lector, que el miedo es una respuesta biológica de nuestro cuerpo para evitar el peligro; además, el ser humano solo nace con dos miedos instintivos: el miedo a caerse y el miedo al ruido excesivo.

No obstante, es una realidad innegable que con el devenir de los años, nos enfrentemos a múltiples miedos adquiridos y potenciados a lo largo de la vida, en la interrelación con la familia, la escuela, la sociedad y el mundo que nos rodea: el miedo al fracaso, al futuro, a no ser aceptado, a enfrentar los desafíos propios de la vida, a la muerte, a la escasez y el miedo a ser nosotros mismos, entre muchos otros.

Estos miedos se manifiestan en nuestra vida como sombras escondidas en nuestro subconsciente; una especie de redes neuronales adictivas, esperando su piloto automático para manifestarse; un enigma que se va apropiando de nuestra voluntad y puede llegar a afectar nuestra salud emocional, física y mental.

La pregunta ahora, sería ¿cómo enfrentar el miedo?, ¿cómo deshacernos de una programación ancestral en la que nos sentimos atrapados? La respuesta podría encontrarse en tres elementos: la emoción opuesta al miedo “el amor”, la voluntad para querer salir de esa emoción y, el accionar.

Deshacernos del miedo no es una tarea de un día para el otro, es el comienzo de un ejercicio impostergable, de empezar a amarme a mí mismo, de aceptarme tal y como soy, de valorarme en mi real y verdadera esencia, de no permitir que nada ni nadie me invada y maneje mis emociones.

La idea es entender y comprender, que si la emoción opuesta al miedo es el amor; si ponemos un poco de amor donde hay miedo, este se evapora.

Se trata de abrirnos como una posibilidad de seres amorosos, cocreadores de nuestra realidad, con una confianza inquebrantable en una vida digna y gratificante.

Nunca dudes en pedir ayuda, hay múltiples terapias para trabajar el miedo; búscalas y empodérate de tus emociones.


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