La pandemia causada por el temible coronavirus COVID-19, ha cambiado abruptamente muchas de nuestras rutinas, ha alterado nuestra zona de confort, nos ha hecho añorar muchas de las cosas propias de nuestra cotidianidad, y ha puesto de manifiesto la impedancia de los medios de vida en los próximos tiempos.

Una de las cosas que más ha preocupado en estos días aciagos, es la provisión suficiente de alimentos. Y en este punto se resalta la labor callada, paciente y sostenida de nuestros agricultores, encargados de proveer los alimentos básicos en la alimentación familiar, como las frutas, verduras, tubérculos y demás hortalizas requeridas en la mesa. Frente al tema muchos economistas han llamado la atención sobre la importancia de la agricultura de minifundio, llamada economía campesina, cuyos actores no cuentan con la asistencia técnica, ni el crédito necesario para mejorar sus esquemas productivos, carecen de vías apropiadas para el transporte de sus productos y los mercados en los que venden se caracterizan por la incertidumbre de los precios, su fragilidad e inestabilidad, situaciones que unidas a décadas de abandono estatal en salubridad y seguridad social, han generado que la producción de alimentos en Colombia esté a cargo de personas que aman su oficio, a pesar de las difíciles condiciones en que trabajan por la indiferencia social y gubernamental.

Es así, como la situación que vivimos actualmente ha hecho evidente que el agro es un actor de primera importancia social, pues sin la provisión suficiente de alimentos la población podría entrar en pánico con imprevisibles consecuencias.

A partir de esta certeza se espera que la agricultura asuma un papel estratégico en los planes de desarrollo de los entes territoriales, privilegiando la asistencia técnica, el crédito, el mejoramiento de las vías terciarias, el fortalecimiento de la conectividad en las zonas rurales, la creación de los seguros de cosecha y la asignación de precios de sustentación a los productos perecederos, con lo cual se asegura un ingreso mínimo al agricultor por su trabajo. Además deben fortalecerse los centros de investigación y transferencia de tecnología agropecuaria, para que las nuevas tecnologías hagan más amable y productiva la vida en el campo.

Así mismo, otro factor a fortalecer, como estrategia de abastecimiento oportuno de alimentos, es la agricultura urbana, de hecho, muchos países lo están haciendo como resultado de la situación actual. Esta actividad genera importantes volúmenes de producción de frutas y hortalizas y cimenta la seguridad alimentaria, generando empleo a aquellos habitantes de la ciudad que se convierten en campesinos por migración forzada.

Desde COTECNOVA, estamos trabajando para impulsar la agricultura urbana en Cartago, porque lo consideramos un imperativo social al cual debemos responder desde nuestra tecnología en Producción Agropecuaria.


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