No es bueno el panorama mundial, tampoco el nacional, para el presente y futuro del sector agropecuario. La crisis de los contenedores, que impide el transporte oportuno de los productos e insumos para su elaboración, la invasión Rusa a Ucrania, uno de nuestros proveedores de fertilizantes, y la alta dependencia de nuestro sector agropecuario de insumos externos, sumada a la inflación generada a nivel mundial por los efectos económicos negativos causados por la pandemia, y a los desastres ocasionados por el cambio climático, ha hecho que los costos de producción de los alimentos se eleve de manera exagerada y preocupante, por el e n c a r e c i m i e n t o desmesurado de los costos de los insumos requeridos para su producción.
Frente a esta situación es conveniente distinguir dos grandes tipos de agricultura: la comercial, dirigida a la exportación, y la dirigida al sostenimiento de la seguridad alimentaria, también llamada economía campesina, que se produce en los minifundios con la mano de obra familiar y abastece semanalmente las plazas de mercado con las frutas, verduras, legumbres, hierbas aromáticas y medicinales y otra gama de productos vegetales de diario consumo, además de los productos de origen animal que complementan nuestra población.
Es cierto que la agricultura comercial requiere en alto grado, de gran cantidad de insumos agroquímicos por factores asociados al rendimiento, a la extensión del área cultivada y requisitos de exportación, pero este no es necesariamente el caso del pequeño productor, para quien se recomienda volver a lo fundamental en el sistema productivo, utilizando procesos y productos probados por la i n v e s t i g a c i ó n agropecuaria, generando la llamada tecnología apropiada, tales como la producción de abonos orgánicos en su finca, aprovechando los residuos orgánicos de la cocina y otros productos que pueden ser utilizados en el compostaje, lombricultivo, producción de purines, lixiviados y otros insumos de alto valor nutricional para las plantas. En sanidad vegetal son muchos los productos, basados en los principios activos de las mismas plantas, que la investigación ha probado eficaces para controlar plagas y enfermedades en los cultivos. Otros conceptos de probada eficacia son la rotación de cultivos para romper el ciclo biológico de insectos plaga y de micro organismos patógenos, y proveer nutrientes al cultivo siguiente, en el caso del nitrógeno para el maíz cuando el cultivo anterior ha sido de leguminosas, los cultivos asociados para generar efectos alelopáticos y otros sistemas, procesos y productos que la investigación apropiada ha generado para el campo, y que nuestros agricultores han olvidado o desechado porque les parece que si no aplican agroquímicos no pueden hacer agricultura exitosa.
Hay que retornar a los fundamentos de la agricultura, privilegiando el uso de las tecnologías apropiadas, aquellas que utilizan los recursos que provee la misma finca, respetando los ciclos naturales de los o r g a n i s m o s, aprovechando procesos como las micorrizas, que potencian el aprovechamiento de los fertilizantes por la planta sin costos adicionales para el agricultor, generando, en fin, lo que Lacki (1996) llama agricultura emancipadora.
Por Jaime Leyton Martínez.