La web no es sinónimo de internet, es un ecosistema creado en el año 1966 con la red arpanet, que ha venido cambiando paulatinamente con el avance de la tecnología y las nuevas necesidades de los usuarios en cuanto a comunicación, facilidad de acceso a la información e interacción con comunidades. La web se ha ido adaptando en muy pocos años, pasando de la versión 1.0 a la 2.0, y a la 3.0 hasta llegar a la que hoy se conoce como la web inteligente o web 4.0, mostrando variabilidad no solo en su apariencia, sino en los servicios que proporciona.

“Aquellos sistemas de información y aplicaciones que pueden percibir sonidos, imágenes y señales sensoriales”

Haciendo un recuento cronológico, la web 1.0 apareció en el año 1990, como una web estática de solo lectura, donde el usuario era pasivo, solo se dedicaba a leer o buscar información y manejar el correo electrónico. La segunda generación surgió en el año 2004, cuando aparecieron las redes sociales, los blogs, las wikis, los chats y los foros, herramientas que permitieron el intercambio de información y el trabajo colaborativo entre diferentes usuarios de una comunidad, así la web 2.0 se tornó más dinámica y participativa, permitiendo a los usuarios generar contenidos, compartirlos y publicarlos en un espacio visualmente agradable y abierto para todos. Hacia el año 2010, se desarrolló la tercera versión, conocida como la “web semántica”, la cual utilizaba de forma más eficiente los datos almacenados en la nube, siendo inter-operativa y permitiendo al usuario tener control para hacer los cambios deseados, modificando directamente las bases de datos. En el año 2016 que se inicia la gran revolución en la sociedad del conocimiento con la llegada de la web 4.0, cuya principal característica es ser predictiva y tener un comportamiento más inteligente.

Esta revolución hacia la inteligencia colectiva donde máquinas y hombres se unen para crear sistemas que prácticamente pueden desarrollar procesos parecidos a los del pensamiento humano, ha venido creciendo e integrándose en todos los campos del conocimiento. Es así como aparece el concepto de la computación cognitiva, “definida como aquellos sistemas de información y aplicaciones que pueden percibir sonidos, imágenes y señales sensoriales, comprender el lenguaje natural y relacionar conocimientos, así como actuar, emulando el comportamiento humano”.

Esta nueva tecnología hace parte de la inteligencia artificial, sumado a que la computación cognitiva intenta imitar la inteligencia del cerebro humano. Entre sus características se encuentra: reconocimiento de caras, detección de rasgos de personalidad a través de los escritos en redes sociales, combinación de inteligencia artificial, redes neuronales, machine learning (aprendizaje a u t o m á t i c o ) , procesamiento del lenguaje natural, análisis de sentimientos y conciencia para resolver los problemas cotidianos al igual que los humanos.

Así las cosas, el tema invita al planteamiento de dos interrogantes que muchos hemos tenido ¿por qué los computadores predicen gustos y pasiones?, o ¿por qué un dispositivo reconoce la voz y realiza una operación?, la respuesta finalmente es que se están desarrollando nuevos sistemas que son capaces de procesar información de forma similar a lo que piensa una persona, además las respuestas inteligentes de Gmail o los asistentes de voz de voz como Siri o Alexa nos escuchan todo el tiempo en la red, de aquí que puedan predecir lo que queremos.

Por Sonia Elena Godoy Hortúa.